jueves, mayo 29, 2008

Una historia cualquiera con una amiga no tan cualquiera.

Amistad

Hoy recuerdo que una vez nos encontramos me miraste y me dijiste vamos para la gramita que tengo que hablar contigo; yo como siempre acepte y abrazado a ti me deje llevar, caminamos, reímos y al final llegamos a recibir la sombra de un frondoso árbol de mango; al llegar allí, hablamos de tu novio.
Luego tu mirada cambio y me relataste aquel viaje a la playa, tu mirada se perdió y me entregaste esta carta que a continuación escribo:

Soy homosexual:

Soy homosexual desde siempre y nada puedo hacer para cambiarlo. Quien diga que puede es un mentiroso, un iluso o un ignorante.

No me rechaces por ser como soy. Mi homosexualidad no es un deseo de ofender ni de lastimar: es mi orientación sexual natural y constituye un rasgo fundamental de mi personalidad. Es la manera que tengo de entregar mi afecto y de ejercer mi sexualidad y tengo tanto derecho a mi sexualidad como tú a la tuya.

Si a veces he deseado ser heterosexual o he actuado como si lo fuera, no es porque mi homosexualidad me haga infeliz sino porque creí que era la única manera de sobrevivir en medio del prejuicio y del odio en general. Me daña muy gravemente que los demás se sientan con derecho a hacerme objeto de su desprecio, burla y agresiones tan solo porté soy diferente a ellos.

El asco, desprecio, horror y desconfianza hacia los homosexuales se llama homofobia. Una fobia es un rechazo irracional y por lo mismo, una perturbación mental. Ya es tiempo de que sanes de ella.

No soy un bicho raro: soy una persona como cualquiera otra. En la medida en que me rechaces me iré alejando de ti. Si soy tu familiar o amigo no me conviertas en un extraño.
Habemos homosexuales de todos tipos, edades, razas, nacionalidades y clases: nos encontraras en el gobierno, las fuerzas armadas, la iglesia, las instituciones de enseñanzas, las empresas públicas y privadas, en todas las profesiones y actividades. Aunque no lo creas, aproximadamente la quinta parte de la humanidad somos homosexuales.

Si todos los homosexuales desapareciéramos del planeta, te sentirías muy mal: desaparecerían muchas de las personas que quieres o admiras y muchos de tus amigos y familiares. Es posible incluso, que no hubieras nacido: muchos homosexuales mantenidos hijos.

Si alguna vez me has dicho que me quieres demuéstramelo: ya era homosexual cuando me lo dijiste y yo te correspondí con mi cariño. No me entusiasma que me menciones lo mucho queme querrías” si yo fuese diferente” No tienes ningún derecho a exigirme ser como tù para que me consideres valioso o dignote tu afecto: Eso se llama discriminación y es un delito.

No digas necedades como que me preferirías alcohólica, asesina o violadora. Si en tu familia deseas asesinos, alcohólicos o violadores, no me consideres pariente tuyo. Yo aspiro a ser una persona productiva y útil, digna de confianza y de respeto. Tus comparaciones me ofenden y me agraden.

Si quieres que te respete, tú también tendrás que respetarme. El respeto es la calidad de considerar el valor de los demás y no tiene importancia cuando no es mutuo.


Hay muchas teorías que tratan de “explicar” el origen de la homosexualidad. Ninguna a logrado acertar porque los científicos que la formulan parten de la idea de que es una alteración de la conducta, de la biología o la falta de algo. No soy una enfermedad ni un defecto: soy una persona. ¿Tú por qué eres heterosexual? ¿Te lo has preguntado?

Nadie es “culpable” de que yo sea homosexual. Yo no “me volví” homosexual porque alguien “me pegara” sus mañas. Si las preferencias sexuales fueran contagiosas, todos seriamos heterosexuales porque ustedes son mayoría. Ni tu ni nadie se volverá homosexual por andar conmigo.

No tengas temor de preguntarme lo que sea acerca de mi vida sentimental o sexual, y en general, de mis aspiraciones como persona. Yo estoy deseando que me conozcas mejor, y comunicándonos te sorprenderás de o parecido que somos.

No estoy pidiéndote queme entiendas y me toleres, sino que me comprendas y me aceptes. Tolerar es indigno porque la tolerancia es un repudio disfrazado de buena voluntad.

Finalmente, no dudes de mi afecto por ti… y no me hagas dudar del tuyo convirtiéndome en tu enemigo. Mi vida es buena, valiosa y tengo que vivirla tal cual es, incluso a pesar de ti.

Al leer esto que te pude decir amiga, no me importa lo que me digas el cariño es el mismo, y te abrasé luego reímos y yo de mierda como siempre te dije: “ahora tenemos algo en común nos gustan las mujeres”.

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